domingo, 10 de mayo de 2009

Marató i mitja Castelló-Penyagolosa


Le di la mano a la prueba y acabamos como dos buenos amigos. El viernes por la tarde nos subimos al coche Paco, Ito, Vicente, Fernando y yo en dirección a Castellón. Tras la recogida de dorsales empezamos a desvelar el guión que llevaríamos en nuestras mentes durante la carrera: distribuir nuestras fuerzas para una distancia muy larga, trotar allí donde no hay pendientes positivas y disfrutar de la compañía y de los paisajes. Además de ser la mayor distancia a la que me he enfrentado en una jornada, por primera vez he realizado una salida oficial cuando el sol todavía estaba escondido. Alí estaban,entre otros, los cuatros ilicitanos que hace un mes completaron el Maratón des Sables y tres de los componentes de Proyecto Reto Everest (Tarí, Juan y Jaime). No es necesario linterna o frontal alguno pues los primeros kms transcurren por las calles iluminadas de la capital. Con el inicio de la montaña y la primera senda se forma tal tapón que obliga a los 1400 corredores a aminorar la marcha y a detenerse durante unos 10 o 15 minutos. Me llamó la atención la gran cantidad de atletas del sexo femenino pese a la dureza de la prueba. El día amanece nublado, no llegó a llover y la temperatura fue ideal.
En una carrera de estas características en plena naturaleza puede pasar de todo. La primera mitad se realizó a un ritmo cercano a lo 9 min/km. Ito y yo pensábamos que nuestras fuerzas podrían durar así hasta el final. ¡Craso error!. La cumbre de Penyagolosa se visualiza, ya desde el principio, muy altiva en el horizonte. Delante hay una infinidad de montañas que se comportan como verdaderos muros "cuasi" infranqueables que dificultan el acceso al 2º pico más elevado de la Comunidad. En esta batalla, además de la resistencia de nuestras piernas, iba a ser trascendental la confianza psicológica de poder acabarla. El apoyo de mis compañeros de fatigas fue fundamental: Chimo (un participante de Benicassim) y el propio Ito nos dábamos ánimos especialmente en el fondo de los valles y ante la presencia de las múltiples moles que se fundían con las nubes en lo más alto. Alrededor del km 18 sufro un tropezón y mis más de 70 kg se van al suelo... las consecuencias fueron unas erosiones por los brazos, un golpe en una costilla y otro en la rodilla derecha con una leve herida. El puesto más próximo de la Cruz Roja me atiende y, viendo que no hay gravedad alguna, me planteo... ¡seguir corriendo!. En el 21, sólo por las sendas de la MIM, sufro una segunda caída. ¡Joder qué mosqueo!. Esta es más leve, me quito el polvo y... ¡a correr!
Pronto me vuelvo a juntar con mi colega Ito en uno de los magníficos avituallamientos y continuamos juntos hasta el final. El cansancio acumulado, el temor a la tercera caída y los deseos de acabar entero, hacen que la segunda parte (pues la verdadera prueba comienza en Les Useres) fuese muchísimo más lenta. ¡Hasta los que iban sólo andando desde el principio nos adelantaban! Felicitar a Vicente, Fernando y Paco porque realizaron unos cronos próximos a la profesionalidad: unas máquinas del ultrafondo de montaña.
En fin, me encantó. Los paisajes espectaculares, el acceso a una ermita murada, la visita a un precioso pueblo encaramado en la alto de una roca (Xodos), el colorido de los participantes en estos agrestes parajes con sus penas y sus alegrías, el íntimo contacto con la natura, la sed y el hambre que se saciaban a las mil maravillas, 65 kms y 13 horas de intensas sensaciones... Un buen final de fiesta para una temporada.


1 comentario:

ATLETISMO HUESCAR dijo...

enhorabuena Ramón, eres una máquina. desde luego que tiene muy buena pinta esa carrera, muy dura pero parece que está muy bien organizada.

tu eres de lo que encuentra bellas las lomas peladas del pantano, así es que en el penyagolosa habrás disfrutado con los paisajes y te habrán hecho penar menos en la kilometrada que tenías por delante, tan embebido ibas con el paisaje que hasta tropezabas y caías (de vez en cuando hay que mirar el suelo....).

ya me contarás que tienes pensado para la próxima.

saludos, juanjo