En esta interesante escapada a Montanejos (Castellón) me encontré con una magnífica conjunción agua - sierra. Situada en la cuenca alta del río Mijares es también un paraíso para la tercera edad por la ubicación de un balneario de aguas termales. Lo que más llama la atención es la presencia de unas piscinas naturales creadas en el lecho del río donde el baño se hace casi imprescindible. Pero yo fui a recorrer sus senderos: hay varios locales, un PR y dos GR hasta el punto que en algunos tramos se juntan los tres colores identificativos, el verde, el amarillo y el rojo. El martes completé el sendero de la Fuente de Baños hasta el estrecho de Chillapájaros (6 kms) y el miércoles el espectacular sendero La Bojera alrededor del estrecho de La Maimona (9 kms) y con una aproximación a la inmensa Cueva Negra. La masa forestal es muy densa y, a pesar del calor, la sombra hacía agradable esta marcha. La altura media de estas sierras está cercana a los 1000 metros y a lo lejos se puede ver la altiva Penyagolosa. Merece la pena volver y terminar de ver todos los rincones que depara este lugar.
Tras las series de La Roá y con algunas décimas de fiebre esperaba la llamada de Paco o Gaspar declinando nuestro compromiso en Siete Aguas. Ni de coña, los dos tenían unas ganas locas de ir. Bien, aunque con mis facultades levemente mermadas, asiento y me subo al coche con destino a la pequeña población valenciana. A la altura de Elda, el motor del coche de Gaspar se siente indispuesto y se para. Tras unos minutos en el arcén se pone en marcha y seguimos... así hasta un par de veces más en que ya no hay remedio y nos deja tirados a pleno sol, un par de kms más adelante, en Petrel. Avisamos a la asistencia en carretera, se llevan el vehículo y nos dicen que luego vendría un taxi. Pasa el tiempo, estamos acurrucados en una pequeña sombra de una valla publicitaria, son casi las 5 pm y la carrera empezaba a las 7,30. ¿Llegaríamos a tiempo?. Los móviles empezaban a echar humo para notificar nuestra situación y buscar la solución más idónea: que si el padre de Paco nos recoge, que si alquilamos un coche, que si nos llevan otros corredores, que si nos volvemos a casa... esto último originó un cambio brusco en los rasgos de la cara de Gaspar y su respuesta fue un NO rotundo, ¡de ninguna manera!. Jamás había visto a un amigo tan "jodido" ante la posibilidad de perderse la carrera de Siete Aguas. Y es que esto del correr engancha, sí señor. Inma, una taxista enviada por la compañía, acepta el reto de llevarnos a nuestro destino "echando leches" y llegamos sin problemas.
Gaspar tenía ganas, lo demostró con el tiempazo que hizo, 1 h 9 min. No me explico cómo hace estos cronos cuando a menudo se recochinea diciéndonos que apenas entrena. No lo entiendo. ¿Será de otra galaxia?. La carrera de 15,2 kms transcurría por las carreteras próximas a la población en un contínuo subir y bajar, dura, exigente, con pendientes de hasta el 24 % y un gran ambiente pero no superior al vivido hace uns 20 años cuando acudí por primera vez. Abel Antón y Paquito Ribera no faltaron a la cita (Strands). Mi tiempo fue de 1 h 25 min a un ritmo medio de 5,34 min/Km. Un buen amigo de esta afición nos acercó hasta Alicante en un agradable viaje de vuelta donde Paco nos contó algún chistecillo, sus valores en este deporte y alguna que otra batallita.
En plenas fiestas ilicitanas no debía faltar una prueba popular que aglutinara a este magnífico grupo de amantes del simplemente correr. Muchos no dudamos en responder a la quedada de Paco y allí nos encontramos a las 9,30 pm frente al Hotel Milenio prestos a realizar una Roá "alternativa". Cuatro fueron los equipos: azul, verde, amarillo y rojo. Debíamos completar 100 vueltas a un circuito de 520 metros y, por ende, 52 kms. Cada equipo estaba formado por 6 u 8 corredores y, a instancias del capitán, se iban distribuyendo las vueltas entre los distintos componentes. A mí me tocó el de la cinta roja, dirigido por Manolo Román y a la postre campeón. Los comienzos fueron nefastos y pronto nos encontramos en el furgón de cola a 2 o 3 vueltas del resto de equipos. Había que hacer algo. No podíamos resignarnos. Nuestro capitán sacó una fórmula mágica de su vademecum, nos la impregnó y pronto empezó a dar resultados. Fue emocionante y poco a poco las distancias se recortaban hasta que a falta de unas diez vueltas la cabeza de la carrera ya era nuestra. Estuvieron dando el callo por el rojo, Isabel, Esperanza, Enrique jr, Enrique padre, Pablo, Ramón y el artífice de nuestra victoria, el indiscutible director de orquesta, Manolo. El tiempo empleado fue espectacular: 3 h 46 min 46 seg; el resto de equipos completó el recorrido a escasa distancia por lo que la igualdad fue altísima. Al final un agradable fin de fiesta, con paella y rustidera incluidas, como despedida hasta los nuevos encuentros tras lo que resta de este ferragosto.
Nos estamos preparando para el Camino, serán 300 kms en 9 etapas. ¿Podremos?. ¡Podemos! El pasado domingo 9 de Agosto madrugamos, cargados con las mochilas a tope y mucha ilusión...
Tras el madrugón de esta mañana nos hemos puesto de largo para correr por la Sierra de Santa Pola. El sol tapado por las nubes y la brisa procedente del mar nos ha facilitado nuestro ejercicio. Además del precioso Barranc del Salt nos hemos tropezado esta mañana con restos de arquitectura militar de la guerra civil. Se trata de dos fosos circulares que presentan conexiones subterranéas mediante galerías y donde se localizarían sendos cañones de artillería. A Paco, además de trotar, le encanta la Historia y, si es cercana a nuestro entorno, mucho más. Como se observa en las fotografías adjuntas, ahí está junto a la estructura de cemento dándonos su versión de lo que veíamos. Toda una sorpresa. Los números son 18 kms recorridos en algo más de dos horas. Ni que decir tiene el grato recorrido que ha experimentado la cerveza a través de nuestro aparato digestivo después de una deliciosa mañana.
Esta tarde me he acercado a Pinoso con el objetivo de hacer kms con el coche. Ha conducido mi hijo Pablo (se ha sacado el carnet hace dos meses y está en período de rodaje) y me he encontrado con esta fiesta para reflexionar: una vaquilla que empieza a hacer de las suyas para deleite del respetable. ¡Menos mal que la dejan descansar cada 15 o 20 minutos y así se va turnando con su o sus compañeras!
Es una prueba clásica del calendario veraniego con una gran aceptación. Bien organizada y con una buena bolsa del corredor pese a la crisis. La hora vespertina invitaba a correr; la ilusión por vivir la prueba aminoró los rigores del calor. Estábamos casi todos y, además de la gran representación del Km21, no faltó el desembarco cartagenero que arañó varios trofeos. Ramón Trapatroles nos explicó en la cena la excelente organización del club de su ciudad y así se entiende que los triunfos no vienen por casualidad.
Los 11.8 kms del recorrido se saldaron en 59 min. 48 seg. El final fue intenso, deseaba bajar de la hora y desconocía los metros que restaban desde mi entrada a la calles de Novelda. La vuelta a la pista de atletismo que encaraba a la meta fue espectacular cuando mi fuerte no es el cambio brusco de ritmo; quedaban fuerzas, sí, pocos los segundos para completar los 60 minutos, el cansancio acumulado, muchos los corredores que debía adelantar y me dificultaban mi progresión, al final... ¡Se consiguió bajar de la hora por primera vez! ¡Mi satisfacción personal estaba por las nubes! Como novedad, comentar el excelente tiempo realizado por Antonio Canales en su reincorporación a las carreras oficiales. Ahora toca disfrutar de las vacaciones, seguir trotando "sin prisas" y preparar esa Maratón más allá de nuestras fronteras.
