A una hora inusual pero igualmente válida comenzamos nuetra trotada Marga, Antonio, Julio, Ginés, Manolo y yo. Son las 5,30 pm, recuerdo por unos momentos lo que he comido hace unas horas y nos dirigimos sin rumbo predeterminado a buscar cuaquier senda de la Sierra de Santa Pola. Y fue espectacular "perderse" buscando las vistas al mar, el horizonte infinito... el paraje de la Fulla Roja se abría a nuestros ojos, la cruzamos y nos dirigimos hacia el faro por una ondulada ruta que combinaba sendas y pistas eligiendo una u otra al azar... no temíamos perdernos y ya saldríamos a un lugar conocido. Se estrenó en este mundo de las rutas corremontañeras Manolo, que no había salido desde la Media de Santa Pola y lo hizo francamente bien. Tiene ganas y pronto quiere volver pues el que prueba repite. Fue un anticipo de nuestra cita en Cabo de Gata el próximo fin de semana. Al final nos cargamos 20 kms con un Antonio Mira sobrado que no paraba de hablar mientras el resto sólo podía escucharle. La noche se nos echa encima y, al igual que las famosísimas series de los de Huéscar, aumentamos el ritmo los últimos kms.
El domingo una breve pero preciosa incursión a la Font de La Gota acompañados de Mar, Mari Angeles, Marga y Julio nos sirvió para recordar que pronto, con el buen tiempo, nos moverá ese gusanillo que nos llevará a conocer el monte que nos rodea de una forma más sosegada.
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La alegría no faltó.
