La mañana aparecía nublada y algo fría. Al final, tras llegar a meta no quedó más remedio que marcharnos a todo tren hacia las duchas para evitar el aire gélido que penetraba por nuestros huesos. Muchísima gente, demasiada. Infinidad de tropezones con los pies de los que iban a nuestro alrededor pero IMPRESIONANTE el ambiente. Paco acaba de hacer otra machada y se carga a sus espaldas los más de 21000 metros después de venir de Elche... ¡Uff!. Cerca de la salida nos fotografiamos con los grupos de amiguetes que han venido. Aquí estamos casi todos y, no en balde, Elche se convierte en la población que más corredores aporta a la prueba con cerca de 900. En esta línea os cuento una anécdota y es que a la hora de recoger los billetes del tren para la Maratón de Barcelona en la estación de Renfe, la persona que me atendió se extrañaba del gran volumen de ventas para el 4, 5 y 6 de Marzo: ¿Qué hay en Barcelona en estas fechas? - Me preguntó. Esto me alegró muchísimo pues una vez más y no sólo en Santa Pola seremos una gran masa de ilicitanos los que llevemos colorido y unas ganas locas de correr, simplemente.
Tras el pistoletazo tardamos más de 4 minutos en cruzar al arco de salida. Deseaba llevar un ritmo de unos 5,30 / km con el fin de memorizarlo para la distancia de los 42 kms. Lo cumplí a rajatabla. Nada de piques y ahorrarme 3 € para la próxima edición. La prudencia, el recuerdo de mi reciente lesión y la compañía con Marga han sido mis mejores aliados. Así pues a disfrutar, recordar lo de alargar mis años de trote y no quedarme pronto en el camino. Como el año pasado gran parte de mis zancadas van por la acera, más segura y más tranquila. Marga, sin desfallecer ni un sólo momento acaba en meta con un crono de 1 h 55 en su segunda Media, cuatro menos que en la pasada de Elche en el 2010.
Y así, "paset a paset i sense presa" HASTA EL AÑO QUE VIENE
