jueves, 6 de noviembre de 2008

Las zapatillas de mi amigo Dani



Es domingo por la mañana de hace unos quince años y dentro de un par de horas es la Media de Santa Pola. Quedo con Dani y llego como casi siempre un poco tarde. Cogemos el coche y nos dirigimos a la vecina localidad "a to trapo". Sin embargo, no nos perdemos ninguno de los prolegómenos reglamentarios: recogida de dorsales, información de otras carreras, observamos el ambiente y el estado de nuestros contrincantes, eliminamos líquidos y sólidos que serán innecesarios durante el circuito, comentamos la estrategia de la misma (Dani empezará con un ritmo más lento, yo intentaré llevar el mismo desde el principio), desayunamos, nos ponemos la vaselina, bebemos agua, estiramos, nos ponemos las zapatillas... ¡LAS ZAPATILLAS! ¡DONDE ESTAN LAS ZAPATILLAS!. Un amargo temblor corrió por mis venas... ¡Quedan 15 minutos para la salida y mis zapatillas están en Elche!. Tenía tres opciones: no correr, correr con zapatos, o correr con las de repuesto de Dani. Por supuesto, sus zapatillas estaban usadas y no tenían dibujo alguno en la planta, no eran las clásicas del running sino similares a las de la imagen, olían y mucho, él gastaba un par de números menos que yo, con ellas fue tres años seguidos a la universidad, creo que se las regaló una de sus novias y por eso no las cambiaba... en fin, un poema el que llevaba en mis pies. No os cuento las consecuencias de realizar tal barbaridad pero, sin duda alguna, FUE EL ORIGEN DE UNA GRAN AMISTAD.

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