Hoy me ha acompañado en mi travesía por las sierras mi colega Javier. Está en forma. Las horas que le dedica a su cuerpo en el gimnasio se han reflejado en una subida sin el más mínimo atisbo de cansancio o falta de respiración. A pesar de ser ilicitano de nacimiento y de vivir tan cerca no había pisado aún la montaña crevillentina. Me ha prometido volver. Le ha encantado. Bien, después de dejar el coche un poco más arriba de la zona Els Pontets, nos hemos dirigido al Pouet de la Mel. A partir de aquí el sendero en contínuo ascenso era del todo desconocido para mí. Hoy se disputaba una carrera de montaña por estos lugares (yo no he participado por estar algo bajo de forma) y esperaba ver en la cima de La Vella a nuestro altruista Paco dirigiendo un puesto de avituallamiento. A Paco hay que felicitarle esta semana por partida doble: por su defensa de los puentes de los Ojos y por su amor a este tipo de pruebas en las que, si no participa como corredor, actúa como buen samaritano llevando el agua y el alimento allí donde hace más falta, en la cumbre. Tras las fotos de rigor rodeados de antenas, hemos continuado por la cresta de la sierra hasta coger el enlace con la "senda dolça" y el "pi de l´alivi". Javier alucinaba, una vez más, con las espléndidas vistas que se tienen durante el descenso.
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