La primera imagen refleja el verdadero sentir de la prueba una vez finalizada: satisfacción total. Mis tres compañeros me abrían camino en el intento de mantener unos tiempos durante la carrera casi sin fluctuaciones. El crono registró un tiempo de 1 h 46 minutos para Antonio y el que escribe (el promedio ha sido de 5,10); Juanjo apretó el acelerador en los últimos 5 kms y llegó en 1 h 42. Miguel Angel, sin haber dormido la noche anterior y aún lesionándose en el km 12, es capaz de acabar muy dignamente. Magnífica paella la que nos comimos en Los Arenales rodeados de gente incondicional que nos animó muchísimo durante la carrera; especial mención para Sergio que no dejó de gritar nuestros nombres hasta que nos perdió de vista. Se desgañitó el tío hasta que se quedó afónico. ¡Olé tu salero, Sergio!
Al final todo ha quedado empañado por el fallecimiento de un corredor. La verdad es que aún queda mucho por investigar en esta materia y no debemos parar hasta que sepamos unos parámetros objetivos que nos indiquen la frontera de nuestro esfuerzo, es decir, cuándo es beneficioso y cuándo nos pasamos. Mientras tanto, lo mejor es la prudencia.
2 comentarios:
ramón fue un placer volver a correr contigo en una carrera organizada, ya hacía tiempo que no coincidíamos y no me acordaba de como llevas a la gente en volandas y lo popular que eres.
también fue un placer coincidir con antonio y miguel ángel y con la gente de la comida, gracias a isabel de nuevo por dejarnos su casa para el acicalamiento previo.
en fin, una jornada típica dentro de la filosofía deportiva que desarrollamos: carrera, buen comer y mejor compañía, espero que hayan muchas más jornadas así, solo lamentar la muerte de ese corredor, con carreras tan multitudinarias siempre sucede algo, se vieron varias veces pasar la ambulancia, una lástima.
lo importante es que estás fuerte y que la próxima maratón será un éxito, cabeza para correrla ya tenías, ahora ya tienes las piernas y los pulmones, así que se vayan preparando los sevillanos, allá va ramón
Enhorabuena Ramón por esa marca, "chapeau" (creo que se escribe así, pero tu ya me entiendes).
Estoy de acuerdo contigo en lo de la prudencia para evitar males mayores, pero lo cierto es que hasta a mi que soy la prudencia con patas, me cuesta serlo cuando de correr se trata (y de comer por cierto).
Un abrazo.
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