lunes, 29 de diciembre de 2008

Desde la playa del Tamarit a les Portes Encarnades


Son las seis y diez de la mañana del 28 de Diciembre. Mis pasos se dirigen hacia la puerta del Parque Municipal pero tan pronto llego a la altura de la Oficina de Turismo me doy la vuelta. No me podía permitir llegar tarde a la playa del Tamarit pues la cola de gente para coger el autobús era impresionante y me la jugaba. Al llegar al final de Playa Lissa observo unas antorchas que me indican la dirección que debo seguir. La noche es cerrada y no distingo a quien tengo a mi lado, aún así oigo mi nombre en un par de ocasiones sin saber de donde proceden. Puede haber seis u ocho mil personas y el frío no es tan intenso como esperaba. A las siete en punto la megafonía se pone en marcha con cánticos del Misteri y la explicación del hallazgo. Una potente luz señala a un arca a unos 30 metros de la orilla y que van acercando al tirar de una cuerda. Alguien, a mi lado, dice que son unos submarinistas los que producen su movimiento, ¿?. Otro, que es un milagro que se repite cada dos años, ¿?. Bien, llega el guardacostas, abre el arca, se arrodilla, llegan los poderes civiles y religiosos (el alcalde no se ha perdido la ocasión) y... misa. Al fin, una voz amiga me retira del lugar en busca de un caliente café con leche, el grupo aumenta en cuatro miembros más y se hace de día. El resto, la romería hasta Elche, lo mejor. Las buenas costumbres ecológicas tuvieron un lugar principal en nuestras conversaciones hasta el punto que se le llamó la atención a todo aquél que tiraba plásticos en el interior del Parque de las Salinas. Un aplauso a quien dio ejemplo de ello (Marga). Cris era nuestro faro guía para no perdernos dentro del gentío. Paco sacó a relucir sus dotes de gran relaciones públicas a la hora de recoger licores, frutos secos, naranjas y demás productos de repostería que se ofrecían en los puestos próximos a la carretera. Ramón le puso cara al asunto y recogió algún trozo de coca de un particular y que nuestro ayuntamiento escatimó en esta ocasión. Nuestro amigo alicantino se maravillaba de la grandeza de la fiesta y sentía envidia sana de nuestras costumbres. A Alberto le tenemos que tranquilizar pues a la vuelta por el camí vell de Santa Pola todo estaba limpio y nada de contaminación visual. Bien, muchachos, espero veros pronto. No tenéis nada que reprochar y sí mucho que admirar.




1 comentario:

Alberto dijo...

Hola Ramón.
La experiencia de esta romería fue muy interesante aunque no sé si la volvería a repetir con tanta gente y más teniendo en cuenta que no tienen ningún respeto por la naturaleza. En cualquier caso, me gustó ya que conocí buenos amigos y buenos paisajes del camp d'elx.

Gracias, Alberto.
30/12/08