lunes, 6 de julio de 2009

Subimos a La Vella de noche




Es sábado 9,30 pm y Víctor, un entusiasta crevillentino de las carreras de montaña, nos daba la bienvenida y las explicaciones pertinentes sobre la prueba que íbamos a realizar; también nos aconsejó fehacientemente que nos afiliásemos a la Federación de Montañismo por "si las moscas". Previamente tuvimos que firmar una especie de "consentimiento informado". Nadie se opuso a ello y todos teníamos muy claro el carácter no oficial y no competitivo de la trotada que iba a comenzar. Vamos, que cada uno corría con los riesgos que conllevaba. Allí nos encontramos Angela y Francisco (unos fijos), Germán, Manolo Román, José Manuel López, Pablo, Ramón López...
Salimos hacia la montaña aún de día y a la altura de la ermita de San Pascual se hace el primer reagrupamiento. La vista sobre Crevillente es espectacular pero a la altura del Pouet de La Mel el propio Víctor aleccionó al grupo de unos 50 corredores sobre el tramo que íbamos a atravesar: el peligro recaía en la proximidad de la senda a un profundo barranco. Evidentemente se atravesó andando y llevando las máximas precauciones. La noche se echó encima y la hilera de corredores con el frontal dejaba imágenes en nuestra retina difíciles de olvidar. Paset a paset apleguem... ¡sí coronamos La Vella! y nos quedamos boquiabiertos con el espectáculo que había a nuestros pies: la luna con su resplandor y toda la iluminaria de las comarcas del Baix Vinalopó y la Vega Baja no defraudó a nadie. Lo más emocionante fue, sin duda alguna, el descenso ahora sí CORRIENDO. Los frontales eran nuestros máximos aliados pero el hecho de fijar la mirada en un espacio tan reducido amén de los vaivenes que se dan con los saltos, a más de uno le produjo algún leve mareo. Como decía, se disfrutaba de lo lindo en la bajada pero había un contratiempo que añadir: quedaban más de diez kms para llegar a meta y yo estaba seco. Aunque me iba administrando todo lo que podía, apenas me quedaban unas gotas en mi botella. La sed iba adueñándose de mi garganta, Crevillente está aún lejos, empiezo a titubear, veo unas luces amarillas intermitentes a lo lejos y pienso que es la Guardia Civil... me acerco y ¡albricias! ¡La Cruz Roja nos llevó agua fresquísima hasta la mismísima sierra y en la más absoluta oscuridad!. ¡Jamás agradecí tanto el líquido elemento! ¡Un HURRA a esos voluntarios por estar ahí!. La organización no nos dio opción a perdernos y allí donde había algún cruce se adelantaban para indicarnos el camino. Bien, todo salió ídem, sin lesionados, unos 20,2 kms según GPS en unas 3 h 40 min y finalizamos con un estupendo bocata acompañado de cerveza bien fresca que devoramos en un santiamén. Para repetir.



3 comentarios:

Trapatroles dijo...

Hola Ramón: Ya me ha contado el compañero Pepe Latorre de Cartagena que os lo pasastéis muy bien y que las vistas eran increibles en la oscuridad de la noche.
Saludos

Fco. Zaragoza dijo...

Como dice un buen amigo común: que noche la de aquel día. Ahora que me veo en las fotos reconozco que brillo con luz propia.
Un saludo

KIKO dijo...

Hola Ramón soy kiko veo que las pilas de la muñecas de famosa no se agotan no paras,me alegro por ti,ojala coincidieramos en algún evento para darte un abrazo,saludos.Te voy a incluir en mis favoritos de mi blog.