miércoles, 22 de octubre de 2008

El "Hort de la Tia Casimira"

Este huerto está muy próximo a mi lugar de trabajo, el Centro de Salud "El Raval". Junto al Hort de Felip es el más cercano y, de vez en cuando, disfruto de la paz que se respira en ellos. Hace un par de días me contaron una breve historia de sus antiguos moradores y después me acerqué a visitarlo. El lugar es simplemente precioso pero cuando sabes algo de lo vivido allí sientes un enorme vacío. A primera vista parece muy loable la labor municipal de conservar el diseño de los huertos heredado de los árabes y, por qué no, de nuestros antepasados más recientes. Pero durante mi recorrido me pregunté: ¿dónde está esa "porchada" repleta de lindas macetas?, ¿dónde están esos cultivos de hortalizas?,¿dónde están las vacas, los caballos, las gallinas...?, ¿dónde están esas mujeres trenzando la palma?, ¿dónde está el olor del azufre que se usaba para conservar la palma blanca?, ¿dónde están esos niños jugando con el fango...?. A cambio tenemos una casa que sólo es un destartalado almacén, los "bancales" están yermos o sólo hay plantas ornamentales, la producción de dátiles por los suelos, una pista de footing, una ausencia absoluta del trabajo diario por mantener la casa, los cultivos, los animales y, en definitiva, la razón primordial del origen de estos maravillosos paisajes que hemos heredado. Es cierto que el huerto podría estar peor, pero, a buen seguro, los descendientes de la Tía Casimira se sentirán tristes... Falta el amor de las personas que sienten por su tierra. Habría que buscar fórmulas que devolvieran la vida al huerto y no dejarlo como un simple jardín, como un simple museo.

















1 comentario:

Chein dijo...

Ramón, me ha gustado mucho el capítulo dedicado al Hort de la Tia Casimira, pero lo has vestido de tanta melancolía y tanta añoranza que, junto con el resultado de empate a cero de nuestro Elche C.F., estoy llorando como una magdalena y creo que no voy a poder recuperarme esta semana. Soy un lago de lágrimas.